la leccion de august



A continuación, se presenta el inicio de cada parte del libro, donde los personajes: August, Via, Summer, Jack, Justin y Miranda explican cómo se sienten respecto al personaje principal y cuál es su experiencia en ese tema.


PARTE 1 - AUGUST
PÁGINA 13: "NORMAL"

Sé que no soy un niño de diez años normal. Bueno, hago cosas normales: tomo helado, monto en bici, juego béisbol, tengo una Xbox... Supongo que esas cosas hacen que sea normal. Por dentro, yo me siento normal. Pero sé que los niños normales no hacen que otros niños normales se vayan corriendo y gritando de los columpios. Sé que la gente no se queda mirando a los niños normales en todas partes.

Si me encontrase una lámpara maravillosa y solo pudiese pedir un deseo, le pediría tener una cara normal en la que no se fijase nadie. Pediría poder ir por la calle sin que la gente apartase la mirada al verme. Creo que la única razón por la que no soy normal es porque nadie me ve como alguien normal. 

Pero ya estoy más o menos acostumbrado a mi cara. Sé fingir que no veo las caras que pone la gente. A todos se nos da bastante bien: a mí, a mamá, a papá, a Via. No, eso no es verdad: a Via no se le da nada bien. Puede llegar a enfadarse mucho si alguien hace alguna grosería. Como una vez que, en los columpios, unos chicos mayores se pusieron a hacer unos ruidos raros. Ni siquiera sé qué ruidos eran, porque no los oí, pero Via sí, y se puso a gritarles. Así es ella. Yo no soy así.

Via no me ve como alguien normal. Ella dice que sí, pero si fuera normal no me protegería tanto. Mis padres tampoco me ven como alguien normal. Para ellos soy alguien extraordinario. Creo que yo soy la única persona en el mundo que se da cuenta de lo normal que soy.

Por cierto, me llamo August. No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginando, pero seguro que es mucho peor.



PARTE 2 - VIA
PÁGINA 115: "UN PASEO POR LA GALAXIA"

August es el Sol. Mamá, papá y yo somos los planetas que orbitamos alrededor del Sol. El resto de nuestra familia y amigos son asteroides y cometas que flotan alrededor de los planetas que orbitan alrededor del Sol. El único cuerpo celeste que no orbita alrededor del Sol August es la perra Daisy, y eso se debe únicamente a que, para sus diminutos ojos perrunos, la cara de August no se diferencia  gran cosa de la de cualquier otro ser humano. Para Daisy,todas nuestras caras son parecidas, tan planas y pálidas como la luna.

Estoy acostumbrada al funcionamiento de este universo. Nunca  me ha importado porque es lo único que he conocido. Siempre he entendido que August es especial y que tiene necesidades especiales. Si estaba tocando demasiado fuerte y él estaba intentando dormir la siesta, sabía que tenía que tocar otra cosa porque él necesitaba descansar después de algún tratamiento que lo había dejado débil y dolorido. Si quería que mamá y papá me viesen jugar al fútbol, sabía que nueve de cada diez veces se lo iban a perder porque estaban ocupados llevando a August a logopedia, o a fisioterapia, o a algún nuevo especialista, o a una operación.

Mamá y papá siempre decían que era la niña más comprensiva del mundo. No lo sé. Lo que sí sé es que no servía de nada quejarse. He visto a August después de sus operaciones, con su carita vendada e hinchada y su cuerpecito conectado a goteros y tubos para mantenerlo con vida. Después de haber visto a alguien pasar por todo eso, parece una locura quejarse por no haber tenido el juguete que habías pedido, o porque tu madre se ha perdido la obra del colegio. Todo eso ya lo sabía con seis años. No fue necesario que nadie me lo contase. Lo sabía y punto.

Me he acostumbrado a no quejarme y a no molestar a mamá y a papá con tonterías. Me he acostumbrado a resolver las cosas por mi cuenta: a arreglar juguetes, a organizarme la vida para no perderme las fiestas de cumpleaños de mis amigas, a llevar los deberes al día para no quedarme rezagada en clase…Nunca he pedido ayuda con los deberes. Nunca han tenido que  recordarme que acabase mi trabajo ni que estudiase para un examen. Si se me atragantaba alguna asignatura me iba a casa y me ponía a estudiar hasta que acababa por entenderlo. Aprendí a convertir fracciones en decimales conectándome a internet. He hecho casi todos los trabajos del colegio prácticamente yo sola. Cuando mamá o papá me preguntaban cómo me iba en el colegio, siempre decía que bien, aunque no siempre me hubiese ido tan bien. Mi peor día, mi peor caída, mi peor dolor de cabeza, mi peor moratón, mi peor calambre, lo peor que se le pueda ocurrir a alguien, nunca ha sido comparado con lo que ha tenido que pasar August. Que conste que no lo digo por hacerme la estupenda: sé que las cosas son así.

Y así han sido siempre las cosas para mí y para nuestro pequeño universo. Pero este año parece haber una alteración en el cosmos. La galaxia está cambiando. Los planetas están dejando de estar alineados.


PARTE 3 - SUMMER
PÁGINA 165: "NIÑOS RAROS"

Hay gente que me ha preguntado por qué me junto tanto con “el monstruo”. Es gente que ni siquiera lo conoce bien. So lo conociesen, no lo llamaría así.

-¡Porque es un buen chaval! – contesto siempre -. Y no lo llames así.
-Eres una santa, Summer – me dijo Ximena Chin el otro día -. Yo no podría hacerlo.
-No es para tanto – contesté sinceramente.
-¿Te pidió el señor Trseronian que te hicieras amiga suya? – me preguntó Charlotte Cody.
-No, soy amiga suya porque quiero ser amiga suya – contesté.

¿Quién iba a imaginarse la importancia que tendría que me sentase con August Pullman a la hora de comer? La gente se comportaba como si fuese lo más raro del mundo. Es curioso lo rara que puede ser la gente.

El primer día me senté con él porque me dio pena, nada más. Allí estaba, aquel niño con esa pinta en un colegio nuevo, sin nadie que hablase con él y con todo el mundo mirándolo. Todas las niñas de mi mesa estaban cuchicheando sobre él. No era el único alumno nuevo en Beecher, pero el único del que hablaban todos. Julian lo había apodado el Chico Zombi, y así era como lo llamaban todos. “¿Has visto ya al Chico Zombi?” Esas cosas se extienden enseguida. Y August lo sabía. Bastante duro es ya ser el nuevo cuando tienen una cara normal ¿Os imagináis cómo será teniendo su cara?

Por eso fui hasta donde estaba y me senté con él. No fue para tanto. Ojalá la gente dejase de intentar convertirlo en algo importante.

No es más que un niño. El niño con la pinta más rara que he visto en mi vida, sí. Pero un niño.


PARTE 4 - JACK
PÁGINA 187: "LA LLAMADA"


En agosto mis padres recibieron una llamada del señor Traseronian, el director del colegio de secundaria.
- A  lo mejor llama a todos los nuevos alumnos para darles la bienvenida – dijo mi madre.
- Tendría que llamar a muchos niños – contestó mi padre.

Mi madre le devolvió la llamada y la oí hablar por teléfono con el señor Traseronian. Eso es exactamente lo que dijo:
- Ah, hola señor Traseronian. Soy Amanda Will y le llamaba porque me han dicho que nos ha llamado. – Pausa -. ¡Oh, gracias! Es usted muy amable. Lo está deseando. – Pausa -. Sí. – Pausa -.Claro. Ohh. Vaya. Ohhh – Pausa superlarga -. Entiendo. Claro. Estoy segura de que sí. Déjeme anotarlo… Ya. Volveré a llamarle cuando haya hablado con él. ¡Adiós!
- ¿Qué pasa? ¿Qué te ha dicho? – pregunté cuando colgó.
- Bueno, es algo muy halagador, pero también un poco triste. Verás, hay un niño que va  empezar en secundaria este curso y que nunca ha estado en un colegio porque recibía clases en casa, así que el señor Traseronian ha hablado con los profesores de primaria para que le diesen los nombres de algunos de los mejores niños que iban a entrar en quinto, y los profesores han debido de decirle que eres un niño especialmente encantador (eso yo ya lo sabía, claro) y el señor Traseronian quería saber si podría contar contigo para guiar un poco a ese niño nuevo.
- ¿Para qué le dejase juntarse conmigo? Pregunté.
- Exacto – dijo mamá -. Él le ha dado el nombre de “amigo de bienvenida”.
- ¿Y por qué yo?
- Ya te lo he dicho. Tus profesores le han dicho al señor Traseronian que eres un buen niño. Estoy muy orgullosa de que piensen tan bien de ti…
- ¿Y por qué es triste?
- ¿Cómo?
- Has dicho que era halagador, pero también un poco triste.
- Ah – contestó mamá dándome la razón -. Bueno, parece ser que el niño tiene una especie de…eh…creo que a su cara le pasa algo…No sé. No estoy segura. Alo mejor tuvo un accidente. El señor Traseronian dice que te lo explicará un poco mejor cuando vayas al colegio la semana que viene.
- ¡Pero si el colegio no empieza hasta septiembre!
- Quiere que conozcas a ese niño antes de que empiece el curso.
- ¿Tengo que hacerlo?

Mamá pareció sorprendida

- Bueno, no, claro que no – dijo -, pero sería todo un detalle de tu parte.
- Si no tengo que hacerlo, no quiero hacerlo.
- ¿Puedes pensártelo un poco por lo menos?
- Ya lo estoy pensando y no quiero hacerlo.
- Bueno, no voy a obligarte – dijo -. Pero por lo menos piénsatelo un poco más, ¿vale? Mañana volveré a llamar al señor Traseronian, así que piénsatelo un poco. Jack, no creo que sea demasiado pedir que pases un poco de tiempo con un niño nuevo…
- No solo es un niño nuevo, mamá – contesté -. Es un niño deforme.
- Eso ha sido cruel, Jack.
- Es lo que es, mamá.
- ¡Pero si ni siquiera sabes quién es!
- Sí que lo sé – dije, porque en cuanto empezó a hablar de él supe que era un niño que se llama August.